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La preciosa tarta de mi fiesta de cumpleaños sorpresa |
Las patas de gallo, las arrugas y las canas no son el problema (o al menos no todo el problema, pero también influyen). Lo que me preocupa es cruzar la franja y abandonar la edad en la que todavía es posible cambiar de vida. Sí, sí, ya sé que nunca es tarde si la dicha es buena, pero no podéis negarme que llega un momento en la vida en la que la inercia tira de nosotros en una dirección.