Cuando vi tu carita guapa… (I)

El bichito justo antes de nacer

Hace 20 meses ya, vi la preciosa cara de mi bichito por primera vez y, por eso, antes que el tiempo difumine más aquel momento (algunas cosas ya las recuerdo borrosas y otras nítidas como si estuviesen ocurriendo ahora mismo), quiero contar cómo nació. 

Como buena primeriza mi parto fue largo, largo y duro, pero a la vez precioso y excitante. 

Ya pasaban unos días desde mi FPP (Fecha Probable de Parto, aunque ya he escuchado alguna broma de que la FPP es la fecha menos probable de que nazca el bebé…) y, por fin, dejábamos atrás una terrible ola de calor que, según mi teoría, el bichito se quiso evitar. Que me lío… Pasaban ya unos días de mi FPP, y como todos los días me levanté temprano para dar un paseíto con la fresca, a ver si se animaba la cosa, para luego hacerme unos cuantos largos en la piscina. El paseo diario me provocaba algunas contracciones de Braxton Hicks, que transcurrían siempre con molestia pero sin dolor. Sin embargo ese día, empezaban a ser más fuertes y dolorosas y no cesaron cuando llegue a casa.

Un ratito después, las contracciones se frenaron un poco y, como era sábado, BuggyPapa y yo decidimos aprovechar y salir a comer. Nos decantamos por un restaurante mejicano que nos encanta (por esto que dicen de que el picante puede desencadenar el parto), y no sé si fue la enchilada o que ya tocaba, pero paseando de vuelta a casa las contracciones no paraban. Llegamos a casa muy emocionados porque el momento se acercaba, e intentamos distraernos un rato para que la cosa avanzase… 

Al caer la noche, BuggyPapa dijo que ya llevaba mucho rato con contracciones regulares y que nos llegásemos al hospital por si acaso. Yo sabía que era pronto, que al ser primeriza la cosa no podía estar ya, pero él insistió mucho diciendo que nos llegáramos y que si no estaba de parto pues nos volvíamos y en paz. Primer error de novatos, no debimos ir…

Total, que nos plantamos en el hospital y entre la sala de espera y lo que tardaron en atendernos, se me fueron espaciando las contracciones. Sin embargo, cada vez me dolían más, supongo que por no poder estar a mis anchas como en casa… Me dijeron que había borrado y dilatado un centímetro y que nos mandaban para casa, pero me mandaron unas correas de rigor para ver cómo iban las contracciones, lo que me obligó a estar tumbada un rato, con el consiguiente incremento de dolor. Así pues, volví a casa, cansada, dolorida y desanimada, porque ya me dolía bastante pero me habían dicho que aún me queda mucho. Como he dicho, error grave el ir al hospital.

Esa noche lo pase bastante mal, las contracciones no me dejaban dormir, estaba en la cama intentando descansar, pero me dolía, y tenía sueño. Además, no sé si por el mejicano o porque era lo normal, me levante varias veces a vomitar y al baño. Ya no recuerdo si dormí algo o no, de esa noche tengo un recuerdo muy borroso, recuerdo llorar mucho, pasárseme por la cabeza que algo no iba bien, BuggyPapa tranquilizándome… 

El día siguiente tampoco lo pase muy bien, intentaba distraerme viendo series en la televisión, me daba largas duchas que me preparaba BuggyPapa, me ponía a cuatro patas, me subía en la pelota, etcétera. Lo que peor llevaba es que tenía mucho sueño y eso me desanimaba. Por la tarde, hablé por teléfono con mi madre y mi padre, que se quedaron muy preocupados al verme tan desanimada. Tanto, que mi madre me llamó al rato y me dijo que al día siguiente cogía el primer autobús y se venía a hacerme compañía.

Después, pasé otra noche de contracciones frecuentes y sin poder dormir tampoco, y me levante de nuevo muy cansada y deseando que llegase mi madre. Cuando por fin llego, todo mejoró. No sé porqué me animé. Me dijo que me veía muy bien, que lo llevaba genial, que era muy valiente y que ya había pasado lo peor. Y eso me tranquilizó, me sirvió… (Mi madre siempre sabe decir lo que te hace falta oír en el momento justo).

Después de comer, seguía con contracciones muy fuertes, que me dolían mucho, pero que aún no eran cada tres minutos, como se supone que tienen que ser… Como estaba un poco desesperada, decidí pedir cita con la matrona de mi centro de salud, la que me había llevado todo el embarazo (porque no quería ir otra vez al hospital para nada) y, milagrosamente, conseguí una cita para un rato después, sobre las 5 de la tarde.

Cuando entramos en la consulta tuve una contracción. Ella me toco el vientre y me dijo, “esta es de las fuertes, ¿no?”, y yo le dije, “más o menos como todas las demás”, así que me preguntó si quería que me hiciese un tacto para ver cómo iba la cosa. Yo le dije que sí, me lo hizo y me dijo que estaba de 3-4 centímetros, ¡por fin estaba en trabajo activo de parto! La matrona se portó fenomenal conmigo, y esto me dio un subidón, porque por fin veía que el momento se acercaba. Me dijo que cuando quisiera me fuese al hospital porque ya me iban a ingresar, pero yo no tenía ninguna prisa, quería ir al hospital lo más tarde posible (¡y cuánta razón tenía!). Así, volvimos a casa y me di una ducha larga, larga, ya mucho más contenta y animada.

Unas tres horas después, sobre las 8 de la tarde, nos fuimos para el hospital…

Esto se está alargando muchísimo, así que os emplazo a una segunda parte.

(Inciso: Aunque os parezca un rollo quiero dejar escrito todo lo que recuerdo, por si el paso del tiempo lo va borrando…)

Y vosotras, ¿cómo fueron vuestros pródromos? ¿Tan duros como los míos? ¡Contadme por favor!

"Quien no lo ha dado todo, no ha dado nada".

Helenio Herrera.

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